La intención de comprar un coche de los Españoles cae un 70% en el segundo trimestre de 2022, según un estudio de Kantar Insight, Perspectivas del consumidor Junio 2022-Índice de comportamiento del consumidor
Momento para realizar las compras
En los últimos meses la valoración del momento para realizar compras empeora por encima de lo previsible
La valoración del momento para comprar ha sufrido grandes cambios en dos trimestres.
Los gastos diarios convencionales (alimentos, ropa, complementos, droguería o pequeño equipamiento del hogar) se han sumergido en una psicosis de inflación. La percepción general para los consumidores es que “han subido una barbaridad” y por ello en estos productos y servicios es previsible una contracción del consumo: los hogares pasarán a controlar mucho las compras.
A la inversa, la percepción de incremento de precios es menor en el amplio conjunto del ocio (bares, restaurantes, vacaciones, viajes, etc.). Da la impresión de que quienes pueden pagarlos no van a renunciar a esos placeres de “recompensa” tras las restricciones de la Covid-19
"El impacto continuo de las nuevas crisis, Ucrania e inflación, junto con la permanencia de la situación Covid, aunque aminorada, comienzan a hacer mella en la confianza de los consumidores y ya estamos observando efectos en las perspectivas económicas a largo plazo. Sin embargo, todo lo que tiene que ver con la situación personal y actual (siempre que no esté referido a precios) se mantiene bastante estable. Continúa presente la idea, o el deseo, entre los consumidores de que esto puede ser un episodio que no altere el panorama de fondo", señaló la Directora de Marketing de Kantar Insight, Teresa Ledesma
Los consumidores se han visto “asaltados” por el brote de inflación. Esto presagia una contracción del consumo, sobre todo en los productos y servicios vinculados al hogar y a la vida diaria (alimentos, droguería, …). Sin embargo, la valoración del momento para los gastos de ocio se ha erosionado menos de lo esperado.
Se está produciendo un doble clima de opinión en las mismas personas: mientras los consumidores creen que habrá que controlar o reducir los gastos, no parecen (querer) tener conciencia de que eso conllevará un frenazo en la economía que se traduzca en menor empleo o que pueda afectar al empleo de los ocupados. Si se mantiene la inflación durante varios meses cabe pensar que esta “ignorancia voluntaria” sobre las consecuencias de la inflación cambie.
Confianza de los consumidores
Entre los componentes del ICC se observa el brusco descenso de la previsiones de la situación económica del país y del hogar.
La mala valoración de la situación económica personal aún no se ha trasladado a la situación actual ni al empleo, sólo a los precios, y de hecho, la valoración del momento para realizar grandes compras se mantiene en niveles muy negativos.
La idea entre los consumidores es que esto puede ser un episodio que no altera el panorama de fondo. Tienen algo de ilusión, como si hubiera un deseo colectivo de no amargarse la vida tras la Covid-19.
Seguramente, la posibilidad de una guerra en suelo europeo, aunque muy distante, es demasiado amarga para aceptarla fácilmente.
Actitud ante el consumo
Se ha registrado un incremento de la idea de que es mejor reducir los niveles de consumo.
El 51% de los consumidores cree que lo más inteligente en este momento es controlar
los niveles de consumo. Es un indicador a niveles de 2012
Así, los consumidores se muestran divididos entre mantener sus niveles de consumo (46%) y reducirlos (51%) siendo la primera vez desde 2012 en la que los consumidores más favorables a reducir superan a los que prefieren mantener el consumo.
Cabe pensar, por tanto, que se incuba una contracción del consumo de considerables dimensiones si se mantiene la situación actual de inflación (en torno al 10% anual)
Los indicadores sobre el resto de la economía (desempleo, etc.) parecen congelados, como si las opiniones de los consumidores hubieran encapsulado los precios y pretendieran pensar que, aunque se alteren, el resto de la economía se mantendrá estable y que la perturbación será transitoria.
Por tanto, conviven la percepción del incremento –considerable- de los precios junto a la “ilusión” de que el resto de las variables no se verán afectadas. Una cierta ilusión de continuidad o de que este brote inflacionista será transitorio.
Entre los componentes del ICC se observa el brusco descenso de la previsiones de la situación económica del país y del hogar.
Actitud hacia las marcas
El encadenamiento lógico ante estas expectativas sobre los precios, lleva a un incremento de la idea de que es mejor comprar marcas de la distribución, también en niveles similares a 2012-2013.
Su ascenso supone un descenso similar de las marcas de los fabricantes. Como es conocido, es la reacción típica ante las crisis: el retorno a marcas más baratas que tienen la garantía de las cadenas de distribución.
Su ascenso supone un descenso similar de las marcas de los fabricantes. Como es conocido, es la reacción típica ante las crisis: el retorno a marcas más baratas que tienen la garantía de las cadenas de distribución.
Para las marcas hay un claro mensaje de resiliencia y empatía: deben pasar este periodo manteniéndose cerca del consumidor, ya que las que ayuden a pasar este momento crítico saldrán fortalecidas.
Percepción de la seguridad en los ingresos
Lógicamente, la percepción de estabilidad en el empleo se corresponde con la percepción mayoritaria de seguridad en los ingresos familiares. Como se aprecia en el gráfico, esta doble crisis no ha alterado las tendencia sobre este indicador.
Podría concluirse que salvo en la percepción de que la subida de precios hará necesario controlar los gastos, el resto del panorama económico se observa con relativa tranquilidad, casi como si nos hubiéramos acostumbrado a una situación constante de crisis.
8 de cada 10 entrevistados ve con seguridad su empleo en los próximos 6 meses y un tercio cree que el empleo se va a mantener sin grandes cambios
En la conciencia colectiva, la inflación aparece disociada de otros desórdenes económicos que pudieran llevar, por ejemplo, a un incremento del desempleo. Así, este indicador se mantiene estable, a gran distancia de los niveles que alcanzó en 2020 cuando dominaba la idea de que habría un gran crecimiento del paro por la Covid-19.
Podría concluirse que salvo en la percepción de que la subida de precios hará necesario controlar los gastos, el resto del panorama económico se observa con relativa tranquilidad, casi como si nos hubiéramos acostumbrado a una situación constante de crisis.
Opiniones sobre el desempleo
8 de cada 10 entrevistados ve con seguridad su empleo en los próximos 6 meses y un tercio cree que el empleo se va a mantener sin grandes cambios
En la conciencia colectiva, la inflación aparece disociada de otros desórdenes económicos que pudieran llevar, por ejemplo, a un incremento del desempleo. Así, este indicador se mantiene estable, a gran distancia de los niveles que alcanzó en 2020 cuando dominaba la idea de que habría un gran crecimiento del paro por la Covid-19.
Percepción de riesgo de pérdida de empleo
Entre los empleados, la idea dominante es que este brote de inflación no supone riesgo de perder su empleo.Parece que socialmente se estuviera haciendo una abstracción que no vincula la inflación con un posible descenso de la actividad económica, aunque cuando los entrevistados se sitúan en su rol de consumidores si prevén una reducción del consumo.
En los últimos meses la valoración del momento para realizar compras empeora por encima de lo previsible
La salida de las restricciones de la Covid-19 solo se tradujo en un incremento del consumo en el segundo semestre de 2021, a partir de primer trimestre de 2022 los indicadores han girado negativamente.
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Así,que la intención de comprar un coche de los Españoles cae un 70% en el segundo trimestre de 2022, según un estudio de Kantar Insight, Perspectivas del consumidor Junio 2022-Índice de comportamiento del consumidor
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