La organización de consumidores y usuarios (OCU) alerta que Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Palma, Las Palmas, Bilbao y Valladolid superaron en 2018 los límites de contaminación en la media anual de partículas finas (PM 2,5) fijada en las directrices de la OMS
Así, las emisiones medias anuales de las partículas en suspensión más pequeñas (PM 2,5) superan en todas las ciudades analizadas los 10 µg/m³, el valor fijado por la OMS.
Respecto a las emisiones de partículas en suspensión más grandes (PM 10), los datos no son mucho mejores. Seis de las diez ciudades analizadas superaron o igualaron los 20 µg/m³, el valor medio anual de emisiones fijado por la OMS para este contaminante. Y ninguna ciudad deja de superar en algún momento del año el límite diario de 50 µg/m³; sucede en el 83% de las estaciones de medición municipales instaladas en el conjunto de las diez ciudades.
Las partículas en suspensión irritan e inflaman las vías respiratorias, agravan el asma y elevan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón. Es más, un reciente estudio publicado en el European Heart Journal duplica la estimación actual sobre el número de muertes prematuras producidas cada año por la contaminación del aire, hasta alcanzar los 660.000 fallecidos solo en la Unión Europea.
OCU pide a los Ayuntamientos de las grandes ciudades el desarrollo urgente de protocolos de actuación con límites vinculados a las directrices de la OMS, más exigentes que las de la UE, urge además al Gobierno a que obligue a establecer zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades, tal y como contempla el anteproyecto de Ley de Cambio Climático.
En todos los casos, las medidas deberían contemplar la restricción del acceso y el aparcamiento a los vehículos más contaminantes, acciones de refuerzo del transporte público (y de rebaja en su coste), así como la reducción de la velocidad en la ciudad. También habría que tratar de reducir el impacto de otros emisores, como las calderas de carbón y gasóleo de las comunidades de vecinos, las derivadas de los puertos y aeropuertos o las generadas por la industria cercana
En concreto, en Sevilla, Barcelona, Valencia y Palma, los límites se superaron con amplitud. Pero es que, además, el 97% de las estaciones de medición municipales instaladas en el conjunto de las diez ciudades superaron en algún momento los 25 µg/m³ diarios, otro límite de emisiones que establece la OMS.
Respecto a las emisiones de partículas en suspensión más grandes (PM 10), los datos no son mucho mejores. Seis de las diez ciudades analizadas superaron o igualaron los 20 µg/m³, el valor medio anual de emisiones fijado por la OMS para este contaminante. Y ninguna ciudad deja de superar en algún momento del año el límite diario de 50 µg/m³; sucede en el 83% de las estaciones de medición municipales instaladas en el conjunto de las diez ciudades.
OCU alerta que Madrid, Barcelona, Valencia superan los límites de contaminación |
Los límites de la UE no son seguros
Las partículas en suspensión irritan e inflaman las vías respiratorias, agravan el asma y elevan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón. Es más, un reciente estudio publicado en el European Heart Journal duplica la estimación actual sobre el número de muertes prematuras producidas cada año por la contaminación del aire, hasta alcanzar los 660.000 fallecidos solo en la Unión Europea.
Y entre los principales responsables estarían las partículas más pequeñas (PM 2,5), para las cuales no existe un umbral seguro. De ahí que los científicos recomienden al menos rebajar los límites permitidos por la Unión Europea para ajustarlos a los fijados en las directrices de la OMS. En el caso concreto de partículas en suspensión habría que reducirlos a la mitad.
En cuanto a las fuentes de emisión, varían mucho según la ciudad: puertos y aeropuertos, calderas de carbón y gasóleo, industria cercana, cementeras… incluso el polvo sahariano. Pero la principal sigue correspondiendo a los vehículos diésel, sobre todo de los modelos más antiguos. Por ejemplo, en Madrid el 68% de las partículas en suspensión procedentes del tráfico las emiten los coches más antiguos, sin etiqueta de la DGT, que representan el 15% del parque automovilístico.
En cuanto a las fuentes de emisión, varían mucho según la ciudad: puertos y aeropuertos, calderas de carbón y gasóleo, industria cercana, cementeras… incluso el polvo sahariano. Pero la principal sigue correspondiendo a los vehículos diésel, sobre todo de los modelos más antiguos. Por ejemplo, en Madrid el 68% de las partículas en suspensión procedentes del tráfico las emiten los coches más antiguos, sin etiqueta de la DGT, que representan el 15% del parque automovilístico.
Soluciones que plantea la OCU
OCU pide a los Ayuntamientos de las grandes ciudades el desarrollo urgente de protocolos de actuación con límites vinculados a las directrices de la OMS, más exigentes que las de la UE, urge además al Gobierno a que obligue a establecer zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades, tal y como contempla el anteproyecto de Ley de Cambio Climático.
En todos los casos, las medidas deberían contemplar la restricción del acceso y el aparcamiento a los vehículos más contaminantes, acciones de refuerzo del transporte público (y de rebaja en su coste), así como la reducción de la velocidad en la ciudad. También habría que tratar de reducir el impacto de otros emisores, como las calderas de carbón y gasóleo de las comunidades de vecinos, las derivadas de los puertos y aeropuertos o las generadas por la industria cercana
Comentarios
Publicar un comentario